jueves, 30 de octubre de 2008

Ella sol

Hay veces, son días. Explosiones en nuestro interior que nos hacen caminar haciendo equilibrio por la vereda más ancha.
Hay soles, nos queman, nos manchan la piel y se esconden.
Quedamos a oscuras. Ciegos. Pero siempre somos los que más vemos.
Siempre seguimos. El rasgueo de la guitarra se enlentece, pero sabemos que no termina ahí.
Mañana existe. Con o sin sol, con o sin sus ojos (tristes).
Y llorás todo lo que no le dijiste, y te morís por todo lo que no viviste. ¿A caso hay algo más absurdo que eso?
Querés perderte por los senderos de su cuerpo, pero no sabés cómo emprender el viaje. Porque lo barato del pasaje de ida y vuelta es una mera ilusión monteria. ¿A caso alguien en sus cabales quisiera regresar de los senderos de su cuerpo?
Sos cobarde, ni siquiera lo intentás.
Hoy vas a aprender
que ella es increíble,
y camina sola por la sombra,
porque no se te ocurrió invitarla a tirarse bajo el sol.
Tu miedo a las quemaduras y a la explosión.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Miedo a los 20

Me llamo Mariana y tengo veinte años. Muy de vez en cuando creo en mí, pero depende de los ojos que me estén mirando. Si bien un amigo me asegura que es una cuestión de actitud y llevo invertidos tres años en terapia, creo en mí sólo muy de vez en cuando.
Conocí el amor hace unos años y desde entonces me enamoré de él, pero como todo sentimiento pasional, que decanta en los extremos, últimamente lo odio bastante. Aunque en verdad no es su culpa, sino que es el miedo, mi miedo.
Sin música no vivo, y a través de mis auriculares me la paso escuchando a la banda de sonido de mi vida, que obviamente muta con cada momento, hora, estado de ánimo, situación, contexto y demás.
Al momento de comunicar cosas importantes, suelo optar por las cartas. Dependiendo la situación, tal vez yo misma se la leo al destinatario, o quizás ni siquiera (se) la entrego y de este modo la carta se acumula en el cajón de las palabras que nunca entregué. (Que por cierto, son varias).
Si tengo que hablar, hablo.
Si tengo que saltar, salto.
(A veces debería pensar menos).
Si tengo que dudar, dudo.
Si tengo que mirar atrás, miro.
Si me tengo que arrepentir, es tarde.
Si tengo que lastimar, me abro.
Si me tengo que acobardar, me mato.
Si tengo que callar, me muero.
Pero sobre todo me gusta mirar a los ojos, sin pestañar sentir el hilo conductor. Ahí es cuando, muy de vez en tanto, creo en mí, creo en vos y no me enojo tanto con el amor.

lunes, 27 de octubre de 2008

Minutos robados

Y sinceramente no puedo dejar de pensar en tu cara. El miedo vaga por mi piel como un viejo fantasma que se aviva con la brisa más leve.
Acostada en mi cama la mirada se me fuga por el infinito que conduce a esa habitación apurada y me pierdo completamente.
La habitación apurada, tímida, somnolienta, mañanera, silenciosa, sedienta, hermosa. Cayendo por el tobogán de los minutos robados, esos que hacen justicia.
Pero el vértigo me arranca de la habitación y aparezco mirando la pared de mi cuarto. El regreso imprevisto del viaje por el recuerdo me sorprende temblando, llena de temores y de encanto.
Porque tal vez aquellas sábanas sientan ahora el roce de otra piel y se hundan en ellas otros besos, otras piernas, otra mujer.
La paranoia de siempre. Los cuestionamientos (incuestionables) a la libertad. Otra mujer.
Es que sinceramente no puedo dejar de pensar en tu cara.

martes, 21 de octubre de 2008

De mi no pertenencia nº 78945321357

No, no puedo aceptar que somos la generación del cyber. No puedo concebir que una persona de carne y hueso se conforme con posteos de fotolog, tan cercanos a la nada, tan cercanos a la posibilidad de no existir a través de una simple ruptura de las vías tecnológicas.
Necesito saber que todavía hay alguien en un bar escribiendo frases de amor en servilletas de papel, dibujando utopías, haciendo barquitos de papel para poder naufragar cuando la vulgaridad de los días genere pánico.
Quiero creer que por mis venas todavía corre sangre y no el miedo a que me desangren, ese que todo lo congela.
Sueño con encontrarme unos ojos que digan la verdad, que no lloren por llorar.
Entonces camino las calles, de noche, de día, buscando esperando callando gritando rasguñando pisando fuerte corriendo frenando mendigando migajas de amor soñando usando lastimando ocultando errando desquiciando pensando que de todo eso no quiero nada más, nunca más.
Prender fuego la cruz de la nostalgia, fumarse el veneno de las flores que brotan de vez en cuando para recordar que todavía siento y aún me duele y que yo no pertenezco a la generación del cyber.

lunes, 20 de octubre de 2008

Esta vez no quiero pensar,

Será porque me gusta ver cómo te transportas.

Será porque sos compleja pero no (me) acomplejás.

Esta vez no hace falta pensar.

Un par de ojos que parecen llegar a la profundidad,

Un par de ojos que no pienso esquivar.

Y son tantas las canciones que te quiero contar,

hay tantas frases que te podría cantar.

Esta vez no voy a pensar.

jueves, 16 de octubre de 2008

Mente en blanco

Escribo un párrafo, lo leo y después borro todo. Así estoy. Así funciona el ciclo de mi vida diaria.
Borrón y cuenta nueva, dicen.
Pero yo siento que algún lado de mi cuerpo hay un depósito de poesías suprimidas, de palabras silenciadas, de besos que no llegaron, de abrazos que se murieron en un par de manos en los bolsillos.
En ciertos momentos estalla el hartazgo, ciertas fotos conducen al arrepentimiento y hay miradas que reclaman y claman por una pizca de valentía, de esa que escacea en estos días, de esa que vos y yo nunca tuvimos ni tendremos.
Todo el tiempo estoy en la búsqueda de algo que no se ni qué es ni qué forma tiene. Tanto busco que no encuentro nada, que ya no me ilusiono.
Tanto anhelo que ya no siento y me duele el cuello de mirar hacia atrás.
No me surgen palabras inteligentes para decir lo que siento. Porque no siento nada.
Escribo un párrafo, lo leo y después borro todo.
Pero hoy no hay borrón, y las cuentas se asumen, cueste lo que cueste.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Alienación Emocional*

Si tomamos el término "alienación" en el sentido económico-marxista de la palabra, donde el obrero es absorbido por el burgués explotador, y buscamos aplicarlo al campo de lo emocional, podríamos pensar en un corazón que es asbsorbido por otro. Ahora, si nos enfocamos en otro sentido de la palabra "alienación", en su connotación intuitiva (en mi caso igualmente ligada a la doctrina marxista), ésta resulta defintivamente negativa. Llevado al campo semántico de las emociones, es posible traducirlo de la siguiente manera: depresión.
Es por todo lo asburdamente comentado en las anteriores líneas que es preciso liberarse, bailar cuando nos despertamos y reír cuando nos acostamos. Así entonces, a través de estos vulgares actos, será posible la disolución de las cadenas que se enrrollan en el corazón.
Porque cada uno tiene la llave de su propio candado.

* otra persona dixit

sábado, 11 de octubre de 2008

Éramos, "somos", ¿seremos?

Érase una vez un ayer, distanciado física y emocionalmente de este hoy, día en el que escribo. Porque si bien nunca fuimos las partes de un rompecabezas perfecto, sabíamos cómo hacer que el marco cuadrara para que todos pudiéramos entrar en él. Pero como un globo al cual ya no le cabe más aire, esa vida se reventó y aquellos días quedaron del otro lado de un puente.
Eso es lo que nosotros compartimos en este presente real: un puente que sólo se dirige al pasado, a caso lo único que nos mantiene "unidos" entre comillas. Tristes, las comillas.
Y tristes no por el hecho del cambio en los vínculos, cuya evolución (o involución) es inevitable y natural, sino porque en cada encuentro actual, percibo en nuestra atmósfera del pasado un presente contaminante que nadie se anima a poner en palabras, que preferimos no respirar con la boca abierta, a no ser que sea a solas o con nuestras piezas del rompecabezas más cercanas, esas que verdaderamente cuadran de manera perfecta.
Tirar el puente abajo y elegir.
No somos fantasmas. Somos hoy, día en el que escribo, y podríamos ser mañana, o no.