domingo, 22 de noviembre de 2009

Rock cagón

Rock is dead, baby.
Los ascensores anclaron
en el piso equivocado.
Tan delgada la línea,
punto de fuga a toda moral.
Y esta garganta partida,
pidiendo fuego
para arder aún más.
Pero esa combustión
no estaba en tus planes.
Que llueva, rogué.
Que llueva donde tiene que llover.
Arrastrame las heridas
hasta que no las pueda ver,
sentir, ni tocar.
Y el miedo,
¿cuándo lo voy a perder?
Que el ritmo se me va de las manos
y ya tengo que volverte a ver.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Cuerpos vacilados

¿Por culpa de quién,
los cuerpos vacilados?
Despedazados,
errantes,
videntes sin olfato.
La sed verdadera,
y tan desperdiciada.
Bebe del agua que calma,
engaña a tu propio engaño.
Que si es necesario desde la arena,
nacerá aquel cuerpo dorado.
Y un día estarás en plena guerra,
buscando algo amado.
Escarbando en tu propia alma,
huyendo por nada, en vano.
Desgarros y caricias,
es tu propio ser-despedazado.
Tu propio ser-despedazado,
es nadie más que vos,
levantando cada parte,
para ser-reconstrucción.

No vacila.

martes, 3 de noviembre de 2009

Partida al diome

Enciendo la mitad de un cigarrillo que huele a podrido y me pregunto por qué. Pero la verdad es que no me importa la razón, sólo lo prendo y aspiro la bocanada de lo que no fue, y lo que sí.
Será que tantas cosas quedaron en medio del camino, carne viva aplastada por esta rueda que no se frena. Inexplicable afinidad por dar vueltas que no me detiene, no la puedo parar.
Como si estuviera arrojada a la voluntad de los impulsos que me dejan sin pulso y vos que te vas.
O tal vez sea una vibración sobrenatural, el corazón saliéndose por la boca y mi boca vomitando la tentación de enloquecer, cómoda y ciegamente, enloquecer.
Porque todavía no te fuiste. Todavía estás acá.