jueves, 24 de junio de 2010

A través

Conocer el extremo. Y lo que hay después.
No podía quedarme, pero si te dijera ahora por qué me fui, simplemente tendría que volver. Eterno retorno mito, un día se acaba.
Esa noche se acabó. Todavía escucho nuestras voces jugando, desafiando a la verdad. Fue tanto el coraje que tuvimos, tan poco lo que nos pudimos dar. Una Luna brillante que no se quería apagar. Tanto mirar hacia las estrellas, lo único que besamos fue la vereda y de un golpe frío, entumecedor. Tu dolor, jamás tendría que haberlo sentido. No puedo deshacerme de tal desgarro, aún así como estoy, lejos de tu aliento y tu respiración.
Acá el suelo vibra, las formas se salen de su lugar. De a ratos se forma tu sombra, mas nunca creí en los fantasmas. Mis miedos son otros y no son los de antes ni los de mañana. No quiero que estés sola, pero no soy yo a tu lado. Simplemente esa historia no se escribió y mis puños están más cerrados que nunca.
En algunos momentos del día quisiera poder tocarte a la distancia y sentir que no me equivoqué cuando tuve la oportunidad y me negué.
Estoy lejos de todo y a la vez sigo cerca. En realidad estoy caminando en contra del retorno. El viento me empuja, como un envión natural. Pero cuando trae tu voz a través de todos los tiempos, el viento me tumba, y a veces vuelvo, puedo escuchar, nuestras voces jugando y desafiando a la verdad.

sábado, 12 de junio de 2010

Está en el aire

Afuera está la lluvia, cuya caída parece desplazarse en cámara lenta, suspenderse en el aire. Disfruté un rato, deteniéndome en mitad de la calle para mirar hacia arriba y sentirla, dejarla entrar, rodar e irse, gota a gota.
Ahora desde adentro ya sólo la contemplo, tiene magia, cierto aspecto de ficción y realidad. Calma y furia, pausa, continuidad.
Pero vos y yo, mi amor, tal vez en otra lluvia.
Te sigo viendo del otro lado de mi ventana, yendo y viniendo, viajando en el viento que siempre te devuelve a mí. Aún así, ambas sabemos, no podría abrir la puerta, dejarte pasar. Porque junto con vos entra la tormenta, se nos innundan los corazones. No tengo bote, ni siquiera para mí.
¿En qué pensábamos el día que salimos bajo la lluvia a jugar? El mejor premio posible siempre iba a ser el tercer lugar.
Y acá estoy, mirando desde adentro, no me puedo mojar.
Y acá estoy, silbándote con el viento, no te puedo dejar entrar.

sábado, 5 de junio de 2010

UBA FF

Adentro y afuera de la cancha, cuando alguna cae siempre aparece la mano de otra que la va a levantar.
Adentro y afuera de la cancha, están los gritos de aliento cuando hay que poner y correr, cuando te avisan que "te van", cuando tratan de evitar que cometas otro error fatal. Porque no te quieren ver perder, ni el partido, ni la vida.
Abrazo de gol cuando la metemos en la red, abrazo de gol cuando el amor nos gana por goleada.
Más allá del primero y el segundo, siempre existe un tercer tiempo a pura felicidad.
Fuimos unidas por una pelota rodando en el pasto, y hoy estamos unidas por tantas cosas más.
Es que empezamos a practicar juntas, la loca y sana costumbre de caminar a la par, dejándonos entrar de a poco en la vida de una y otra, y forjar esta rebelde y hermosa amistad.
Entonces compartimos no sólo entrenamientos, sino también viajes en tren, cumpleaños, cenas, previas, fiestas, cervezas, borracheras, pedos filosóficos, amaneceres resacosos, delirios sobrios, guitarreadas, canciones, charlas, risas, lágrimas, caminatas, montañas, subidas, bajadas, cansancios, victorias, derrotas, amor y desamor.
Afirmo que el fútbol es uno de los amores de mi vida, que me regaló alegrías de las más inmensas y también me enseñó a perder. Pero ahora también vale aceverar, que el fútbol me regaló lo más lindo que esta puta vida te puede dar. Y son ustedes cada día, cada noche, cada bar.
El más preciado tesoro que quiero recordar, hasta el día que tenga que pedir el cambio porque ya no pueda más.