viernes, 29 de octubre de 2010

K

"Presentía que la historia estaba pasando frente a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río... el espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo"

Scalabrini Ortiz

En mi corta vida he visto pocas cosas tan lindas y conmovedoras como el pueblo en la calle. El pueblo abrazando a la patria con su cantar, el pueblo abrazando cada calle con su andar, el pueblo abrazando al hombre muerto con lágrimas que forman un mar. Pero más lindo aún, es sentir que no está muerto este mar, sino lleno de esperanzas por las cuales luchar.
Hay muchas personas en mi país que han aprendido (tuvieron que) a transformar el dolor en lucha. De este modo, todas las banderas que un día algunos creyeron derribar, aquellas personas las volvieron a levantar. Sobre aquellos años he leído, me han contado y vengo de dos familias que fueron directamente atravesadas por los gobiernos defactos y genocidas. Pero yo no lo viví. Desde ya, esto no cambia mi compromiso y mi emoción, ante la eterna consigna de un nunca más, ante la búsqueda de los que no están y ante la lucha por recuperar lo que se robaron y aún pretenden ocultar.
Así que estaré por siempre agradecida a la educación que recibí, esa educación que te sirve para toda la vida. Que te enseña a nunca bajar los brazos ante las injusticias tanto propias como ajenas, a sumergirse sin miedo entre la gente que como uno, tiene algo por lo que luchar.
Pero ahora sí, ahora siento que estoy viviendo.
Ahora sí, mi corazón se agita desde primera fila, presenciando y protagonizando toda una serie de cambios que datan de varios años.
Por esto me duele tanto la perdida que tuvimos dos días atrás. Porque no tengo dudas respecto a que fue desde su gobierno que las cosas comenzaron a mejorar. Esta vez sí, yo lo viví. Porque desde 2003 se han renovado las esperanzas. Le han sido devueltas, a la generación de mis padres, los sueños que muchos sintieron haber dejado tiempo atrás. Nos han sido devueltas las convicciones, a los jóvenes, para que sea posible un futuro digno de habitar. Porque más allá de que lógicamente sean diversas, han vuelto las ideas, puedo escuchar ese murmullo en la ciudad.
Ahora escribo desde la emoción, desde este manojo de sensaciones que me han invadido en estos dos días: tristeza, dolor, temor.
Pero qué lindo es ver al pueblo en la calle, qué lindo es gritarles a los oportunistas de siempre que no pasarán, qué lindo es mantener viva la esperanza de que la unión hace la fuerza, y sentir que no daremos ni un paso atrás, ya nunca más.
De a poco, el temor se va.
Nestor se queda en la memoria viva y el pueblo con Cristina.
Manteniendo bien altas las banderas, porque tenemos una patria que liberar.

1 comentario:

Ann dijo...

Me pusiste la piel de gallina, querida.
Pasé a saludar.

Besote