jueves, 24 de abril de 2008

Una burbuja encantadora

Hay un mundo más allá de la general paz.
Y cada vez que paso por debajo de esa autopista el corazón me da un vuelco.
De a poco voy conociendo lugares y en ellos me (re)descubro y te descubro.
La coraza que una vez, me dijeron, había construído en torno a mi ser, se va rompiendo, como una criatura que nace del huevo.
Renacer. Eso és.
Volver a respirar (de tus labios).
Lárgarse en los primeros pasos, agarrada de tu mano.
(Y quien afirme que no tiene miedo de caerse, miente)
Aprender un campo semántico totalmente nuevo. Allá no se dice "trescientos catorce". Y cuando lo decís, es notorio que sos de la capi. Allá es "tres catorce".
No me canso de aprender.
Son dos mundos diferentes, por eso se juntaron rosario y la capital.
Pude haber creído que era una burbuja con aire acondicionado, pero me sorprendió.
Y sonrío con nuestras tardes que caminan por Corrientes, que cruzan la general paz y que se dicen hasta mañana.

martes, 15 de abril de 2008

Nosotras, las de entonces... (ya no somos las mismas)

Son ocho cuadras. Son veinticuatro horas. Pero la boca de mi estómago alerta a cerca de una distancia oceánica y unos cuantos inviernos que se reiteran sin parar.
¿Hace cuánto que nos perdimos? Mis lágrimas no son las de ayer. Ya conozco ese sabor.
Y no necesito que Sigmund me remita al pasado de mi infancia para entender por qué veinte años después, mi felicidad se convirtió en esta tristeza que no se traga en un shot.
Y no necesito salir de terapia sin entender cómo me fue.
Lo que necesito es simple, es básico y es natural: mi mamá.
No la mamá del domingo a la noche, ni la mamá del 21 de septiembre del 2006.
Ya sabemos a cuál me refiero, cuál estoy extrañando cada día un poco más.
Pero cambiamos demasiado. Nostras, las de entonces...
De todas formas ayer una chica (hermosa) me dijo que lo último que se pierde es la esperanza, y yo le creo.

Mañana es mejor*.



* luis alberto dixit

lunes, 14 de abril de 2008

Respira(me)

Sospecho que se ha creado una relación -no inversamente- proporcional entre el sentimiento y el miedo. Porque cuando me levanto o me acuesto y me doy cuenta que te quiero (un poco más que el día anterior), mi estómago se transforma en un precipicio apresurado por el cual voy cayendo. Me gusta caer.

Me gusta caer, efecto del terremoto que provocás cada vez que nos acercamos. Pocas cosas me resultan tan memorables como el momento en el que aumenta la respiración de dos personas que se quieren juntar, un poco más.

Y yo me quiero juntar con vos. Y quiero escucharte respirar cerca mío. Que fabriquemos un suspiro único entre todos.

Me duermo con tu nombre entre mis labios, tu imagen recordando, y la respiración aguardando.

jueves, 10 de abril de 2008

Contando las horas, como si fuera...

Como un rasgueo tímido que no tiene muchas ganas de ser escuchado, sino más bien de producir un ensayo hacia dentro, plasmo estas palabras casi en forma de catarsis avergonzada.
Es que ya no quiero noches con vos que no amanezcan entre besos y suspiros.
Es que me muero por saber cómo es nadar con vos en ese océano de sábanas.
Es que no tengo más ganas de esperar, y en numerosas ocasiones quiero detener el tiempo.
¿Estaré pidiendo demasiado?
(Jamás)
Y si bien aguardo ansiosa, no puedo negar que por momentos mis nervios rozan el concepto de miedo. Como si fuera...


-respiramos hondo y seguimos contando hasta diez-

lunes, 7 de abril de 2008

Sunday bloody Sunday (how long must we sing this song?)

Sólo los dictadores, los asesinos, los abusadores en todo sentido. Sólo ellos fueron, son y serán, la basura más triste y terrorífica de este mundo.
Tal vez es un intento por justificar lo que superficialmente puede parecer injustificable.
Pero a veces creo que no somos quién para juzgar.
La confrontación es totalmente sana cuando intenta construir un contexto de esperanza, pero sino, de nada sirve apuñalar corazones. Espero que eso podamos entenderlo todos, algún día.
Porque no podemos vivir sumergidos en el martirio que otros nos ocasionan, aún cuando fallamos en algo, aún cuando no cumplimos las expectativas de mamá y papá, aún cuando decepcionamos al mundo entero.
Es el mundo entero el que se decepciona a sí mismo. Ya no puedo hacerme cargo cuando me miran en la calle porque le doy un beso a la chica que me gusta, porque ya no me están juzgando a mí, sino que están condenando a cada ser humano a vivir en un lugar en el que la tristeza y la vergüenza y el sometimiento y la represión, son moneda corriente, y no conozco mayor pecado.
Yo quiero apostar a que todavía podemos cambiar.
Yo quiero apostar a que perdonar no sea divino, sino aún más humano que el error mismo.
Yo quiero pedir perdón a papá y a mamá, y a vos y quizá a otros.
Pero no puedo esperar para entender que mañana es mejor y que por el norte sale el sol.
No puedo esperar porque ya lo entendí, y me tomé el 152.

Y si mi felicidad les duele a otros, ya no puedo hacerme cargo cuando me miran en la calle. Porque después de mucho tiempo decidí sacar la bicicleta debajo del camión.