martes, 15 de abril de 2008

Nosotras, las de entonces... (ya no somos las mismas)

Son ocho cuadras. Son veinticuatro horas. Pero la boca de mi estómago alerta a cerca de una distancia oceánica y unos cuantos inviernos que se reiteran sin parar.
¿Hace cuánto que nos perdimos? Mis lágrimas no son las de ayer. Ya conozco ese sabor.
Y no necesito que Sigmund me remita al pasado de mi infancia para entender por qué veinte años después, mi felicidad se convirtió en esta tristeza que no se traga en un shot.
Y no necesito salir de terapia sin entender cómo me fue.
Lo que necesito es simple, es básico y es natural: mi mamá.
No la mamá del domingo a la noche, ni la mamá del 21 de septiembre del 2006.
Ya sabemos a cuál me refiero, cuál estoy extrañando cada día un poco más.
Pero cambiamos demasiado. Nostras, las de entonces...
De todas formas ayer una chica (hermosa) me dijo que lo último que se pierde es la esperanza, y yo le creo.

Mañana es mejor*.



* luis alberto dixit

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo ultimo q se pierde es la esperanza, lo juro

quierote tanto

solo un llamado y un taxi. sino sera hasta mañana