domingo, 14 de noviembre de 2010

Estas cosas suceden por accidente. O en realidad suceden y ya. Como la decisión de pararse en la esquina de Corrientes y Talcahuano para ver la gente pasar. O la no-decisión de verte pasar entre la gente de la esquina de Corrientes y Talcahuano, con ese sabor a error de cálculo que ya no se puede controlar.
De repente, ocurre la infundada determinación de emprender cierta caminata hacia fundada indeterminación. Porque habiendo tantos lugares, tengo la sensación, de querer estar en uno solo, que no está en ningún lugar.
Entonces camino, llego y me voy. Aunque no llegué ni me fui, sólo miré sin parar de mirar. Observé fijamente a ese satélite, de absurdo contenido emocional, preguntándome si vos también lo verías desde tu ventana, si vos también me empezabas a extrañar.
Después, tal vez por efecto de alguna rubia, me empecé a reír de lo que yo misma acababa de pensar. Porque era yo parada bajo la Luna, era yo extrañando algo que no se cómo extrañar. Yendo y viniendo, sin saber dónde parar, y sin poder salir de esta galaxia de cobardes que no saben amar.
Estas cosas suceden por accidente. O en realidad suceden y ya. Como vos pasando frente a mis ojos y yo mirándote mientras te vas. O yo esperando un momento más adecuado, para poder amarte sin miedo al verte volver y no dejar de mirarte cuando te vas.

3 comentarios:

Be dijo...

no hay que dejar ir las cosas y solo mirar como se van, hay que correrlas, agarrarlas y no dejarlas ir...

Mithril dijo...

Yo sé que nos estamos preparando para ser felices, es por donde tenemos que pasar para poder llegar a serlo, y lo vamos a ser.

Mariana LKH dijo...

claramente :)

brindo por nosotras tres!