lunes, 18 de agosto de 2008

La idea

Algo cambió ayer. Por primera vez sentí en la piel la idea de tu ausencia, percibí la desesperación en los demás y lloré las lágrimas de quienes me rodeaban por no ser capaz de permitirme la expresión.
Porque te caíste y no te pude agarrar. Porque minutos más tarde no te podía mirar a los ojos ni decirle a mamá que todo iba a salir bien. En cambio, me senté en un sillón a mirar el piso, a mirar mi propio ombligo, sin pronunciar palabra, sin levantar la cabeza.
Algo había hecho cortocircuito en mi interior, por primera vez sentí en la piel la idea de tu ausencia.
Mi primer comentario fue una crítica de tinte político, respecto a la organización de la salud y las obras sociales, del precio que uno paga para tener que esperar una ambulancia media hora cuando la necesita. Yo, criticando políticas, en vez de sentarme a tu lado y darte la mano.
¿Qué (me) pasó en estos veinte años? ¿De qué material me re-construí, que recién fui capaz de desahogarme al cerrar la puerta de casa, en soledad, entre canciones y cigarrillos?
La piedra más débil.
Mañana espero acordarme de cómo sentir.

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