viernes, 25 de septiembre de 2009

100

¡Ay, Santos Lugares! Que con el 101 nunca llego hasta el cartel, pero camino por Rivadavia. Bordeando el cordón de la vereda, como en la vida, al borde del borde. Tanto en la salud, como en la enfermedad, nadie puede jurar que no te abandonará. Bla...sfemias y féminas.
¡Ay, Santos Lugares! Que cada jueves es una despedida, un poco más de tierra sobre el cajón. Aunque presiento que en épocas pasadas jamás nos pensamos ni tan hundidas ni tan mierdas. No me imaginé odiando cada parte de tu cuerpo que amé en versos, ni deseando la abolición de tu libertad para sacudir la tierra.
¡Ay, Santos Lugares! Que en todos lados me duele un poco, que no puedo seguir pensándote ni en broma, es un boleto demasiado caro. Se encienden todas las sirenas y plantan el fuego en mis ojos. Te miro, esperando arder, queriendo que ardas en este infierno, que me vino a visitar una noche primaveral.
¡Ay, Santos Lugares! Si pudiera jurar que te voy a abandonar. Que no te toco, que no te nombro, que no te amo, nunca más.

No hay comentarios.: