La revolución era la utopía y el amor el arma. Después la revolución se murió y el amor se convirtió en utopía.
Desparramé mis emociones sobre un tablero de ajedrez y empecé a sentir estratégicamente, a medir cada movimiento.
Pero, un día, un par de ojos te pueden despertar. Romper toda táctica, inclinar el tablero y sacudirte la vida.
Algo cambió.
1 comentario:
Y me paso.
Beso Marian!
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