lunes, 6 de julio de 2009

Mismo cielo

No sé si nuestros ojos brillaban o era la Luna, pero estábamos unidos por el mismo cielo.
Rozándonos la piel, porque no existía en nosotros el miedo a sembrar ilusión.
Podían despedazarnos, tratar de convencernos.
Pero nuestras manos no se soltaban, y con sólo mirarnos, sabíamos que teníamos una razón por la cual volver a nacer, cada día.
Nuestras voces eran de todos aquellos que quisieran gritar con nosotros, en pasado, presente y futuro.
Las lágrimas que otros habían llorado, las pedimos prestadas y lloramos para aprender y sanar, o para aprender que a veces sanar no es posible.
Por eso nos cuidábamos y nos prometimos libertad.
Pasó mucho tiempo y a veces me encuentro caminando perdida, como si me hubieran arrancado la piel, las manos, los ojos. Pero es en ese mismo instante cuando comienzo a recordarme, a reencontrarme.
Sólamente es cuestión de levantar cabeza y ver que la Luna sigue ahí, que todavía estamos bajo el mismo cielo.
La misma lucha, la libertad, que algún día nos volverá a juntar.

No hay comentarios.: