jueves, 3 de julio de 2008

Divino

Me paro en la esquina de uruguay y el obelisco se nubla. La vida terrenal en la avenida Corrientes se torna por momentos una continuación del cielo, aunque por cierto una muy poco celestial.
La avenida Corrientes se vuelve una cita visual que (me) cuesta tolerar.
Es que a veces no tolero ni a mi propia persona de pies a cabeza, de pensamiento a sentimiento y viceversa.
Quisiera despertarme en mi cama pensando en ese chico que es tan divino y no en esas curvas sinuosas que me encaminan directo al precipicio.
Pero querer ver lo que no és cuadra mejor con esa trama ficcional (por suerte) añejada, y al rato me encuentro viajando otra vez por donde más me gusta, directo al precipicio.

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