sábado, 11 de octubre de 2008

Éramos, "somos", ¿seremos?

Érase una vez un ayer, distanciado física y emocionalmente de este hoy, día en el que escribo. Porque si bien nunca fuimos las partes de un rompecabezas perfecto, sabíamos cómo hacer que el marco cuadrara para que todos pudiéramos entrar en él. Pero como un globo al cual ya no le cabe más aire, esa vida se reventó y aquellos días quedaron del otro lado de un puente.
Eso es lo que nosotros compartimos en este presente real: un puente que sólo se dirige al pasado, a caso lo único que nos mantiene "unidos" entre comillas. Tristes, las comillas.
Y tristes no por el hecho del cambio en los vínculos, cuya evolución (o involución) es inevitable y natural, sino porque en cada encuentro actual, percibo en nuestra atmósfera del pasado un presente contaminante que nadie se anima a poner en palabras, que preferimos no respirar con la boca abierta, a no ser que sea a solas o con nuestras piezas del rompecabezas más cercanas, esas que verdaderamente cuadran de manera perfecta.
Tirar el puente abajo y elegir.
No somos fantasmas. Somos hoy, día en el que escribo, y podríamos ser mañana, o no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sería interesante que algunas relaciones duraran para siempre pero eso tal vez implicaría que todas las partes "crecieran" o "mutaran" simultaneamente; y hay tantas decisiones y vivencias posibles que es poco probable que esto suceda. Tal vez lo importante pueda ser que podamos decir que fue bueno mientras duró; y que encontrarnos aunque solo haya sido un momento nos hizo un poco mejores... Beso!