domingo, 2 de noviembre de 2008

Desgarro

Que la luz bañe mi llanto, aunque el esfuerzo de levantar la persiana implique desgarrarse unos cuantos músculos, incluyendo el corazón.
Escher no tiene ganas de dibujar hoy, se fugaron los colores por un plano impensado.
Me escondo en la nebulosa de estupefacientes y amortiguo la realidad, escapándome una vez más. Pero siempre está el día después, en el que tengo que abrir los ojos y ver lo que hay que ver, o mejor dicho, lo que no hay para ver.
Porque me faltó ver cómo se deslizan tus dedos por las cuerdas de acero y me faltó verte dormir. Porque me faltó ver tu cara de despedida y me faltó verte ir, para no volver.
(Aunque sea ciertamente estúpido que te falte algo que nunca estuvo).

No puedo seguir escribiendo.

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